Centre Municipal de Vela de Barcelona

El mar en pareja, es una de esas actividades que maravillan, que endulzan y que crean recuerdos.

Barcelona tiene tanto para ver, tanto para hacer, que no te la acabas. 

Y te lo digo con conocimiento de causa, que llevo toda mi vida aquí. Y sigo encontrando mil maneras de disfrutarla.

VELA, nos ofrece la oportunidad de verla, de disfrutarla desde el mar. Con la brisa marina como una caricia en el rostro. Con el murmullo de las olas como banda sonora. O con el movimiento del Raquero (embarcación de a vela), impulsado por el viento, que nos mece como un padre amoroso.

El mar en pareja, es más dulce de lo que puedes imaginar.

No importa si es primavera, en la que hay que llevar bañador (por si apetece mojarse). Una gorra y protección solar, para que “el Lorenzo”, no nos queme la sonrisa.

O si es otoño o invierno, en el que hay que llevar una chaqueta (paravientos) o un impermeable (porque en esta temporada, seguro que no apetece eso de mojarse).

Siempre es un buen momento para realizar este paseo. En especial si lo compartimos con nuestra pareja, ya que se convertirá en un momento entrañable para recordar.

La experiencia, es realmente romántica.

Disfrutar de las vistas que nos regala Barcelona. Su costa, su puerto, el tiempo, y la profesionalidad de los instructores de Vela. Que acompañan a ese momento mágico con nuestra pareja.

A mi particularmente me gusta realizar este paseo en otoño. En los brazos de mi costillita, viendo un precioso atardecer, lleno de colores. Y el murmullo del mar, acompañando los susurros románticos de mi pareja…. aixxx que me pongo tierna… LOVE

También podéis ampliar el paseo a un velero de 7 metros y por la costa.

O flipar navegando en una embarcación de vela ligera, perfecta para los días de viento intenso, en el que vais a disfrutar de la sensación de libertad que transmite ese tipo de embarcación bajo el impulso del viento.

Siempre acompañados por un instructor experimentado, que hará las delicias de las olas, y os transmitirá la tranquilidad de su experiencia.

Quien sabe, quizás os acabe apasionando el mar, tanto como a los instructores, y acabéis contratando un abono, para poder repetir la experiencia tanto como queráis.

¿Lo probáis?