Museo de Cera de Madrid

Hay veces que no es fácil pensar planes sencillos

Pero si te pasas por aquí, hacer planes sencillos, en el que poder disfrutar con tu pareja, es pan comido.

Madrid es precioso en cualquier estación, pero si hay una que me encanta para visitar el Museo de Cera, esa es otoño.

Imagina el momento, un día otoñal, con unas gotas en el aire amenazando lluvia. Tu pareja que no le apetece hacer nada en concreto, pero tampoco le apetece quedarse en casa.

El abrigo del pañuelo al cuello, porque todavía es demasiado pronto para usar la bufanda, aunque la tienes en la puerta de casa, esperando a que te decidas.

Y un  — ¿Oye, vamos al Museo de Cera? —

Es un perfecto inicio de un plan de esos, que sin pretenderlo, acaban haciendo la tarde muchísimo más interesante de lo que esperabais.

A veces, pensamos que eso de los Museos, están mejor para los turistas. Quizás por eso de que los tenemos a mano, y sabemos que podemos ir en cualquier momento. Y por eso mismo vamos retrasando la visita. Tanto, que nos perdemos momentos geniales, en lugares magníficos, sin darnos apenas cuenta.

El Museo de Cera de Madrid, nos regala un viaje en el tiempo y el espacio.

Vemos figuras de cera tan logradas, que parece que en cualquier momento, van a moverse.

En alguna ocasión he creído ver que alguna me miraba.. así.. como raro. (Pero también es cierto que se me va bastante la pinza, así que tampoco me tomaría muy en serio)

No sólo vemos figuras. También nos podemos subir en un tren que nos pasea en tinieblas, entre las figuras de terror que en algún momento han sido protagonistas de pesadillas….

Y algo que nos encanta, es el “Multivisión”. Una especie de sala de cine, en la que la historia se visiona en 3D, haciendo que sea mucho más interesante y divertido.

Y después pasamos al simulador, un lugar en el que podemos subir y viajar casi literalmente, en el espacio.

¿Y ahora qué? ¿A que un día otoñal ya tiene mejor pinta?

Voy a ver si está nublado, que me apetece llevar a mi pareja al Museo de Cera de nuevo ;)