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Historia de una cita en el Tirati tiriti

Una primera cita con el Tirati tiriti como lugar de encuentro.

“Me citó en un pueblo que no conocía. Tiana.
No tenía muy claro qué era lo que me iba a encontrar. Era una primera cita, a pesar de que llevábamos semanas hablando por “guasap” después de que me pareciera que sería lo suficientemente majete para poder dárselo.

El tiempo que llevaba en la app, me había hecho perder la esperanza de quedar con alguien en persona. Porque sólo me encontraba “tipos” y “tipas” que me proponían cualquier cosa, menos lo que necesitaba.

Joder, tampoco soy tan rara. Además lo puse bien claro en mi perfil — Busco una persona con la que poder hablar tranquilamente, mientras tomamos algo. Luego, con el tiempo, se irá viendo si hay más en común, pero creo firmemente que el amor llega vestido de amig@ —
Claro ¿no?

Y este chico entró muy bien, saludó cordialmente e hizo un chiste malísimo, pero que me sacó una sonrisa.

En las fotos no me parecía especialmente guapo, pero tenía un no sé qué, que qué sé yo…

Así que allí me encontraba, en la Plaça de la Vila de Tiana, un lugar soleado, tranquilo y encantador, esperando a mi pareja delante de un lugar con un nombre divertido el “Tirati Tiriti”.

O eso creía yo, porque en cuanto acabé de fijarme un poco en los detalles de la Plaça, me dí cuenta de que tenía a mi lado a mi pareja. Sus ojos grandes y su sonrisa sincera, me tranquilizaron. Y sus dos besos, acompañados del — Por fin te tengo delante — consiguieron sacarme una sonrisa.

En el Tirati Tiriti, nos tenían reservada una mesa para comer, dentro del local, estaba la temperatura justa, y la mesa que nos reservaron era perfecta, junto al ventanal, en el que el sol se filtraba a ratos por las nubes que querían empañar el tiempo. El local con los tonos azules que tanto me gustan, combinados con la pizarra, le daban un toque clásico, pero a la vez actual. Los asientos cómodos, y la sensación de estar en un ambiente familiar, era perfecta.

Comimos de fábula lo que nos recomendó Jordi, quien nos atendió en todo momento con muchísima amabilidad.
Unas patates Tiriti para picar, una ensalada de salmón marinado fresco y aguacate para los dos y una pizza hawaiana para compartir. Todo, totalmente delicioso.

Luego paseamos por el pueblo, hablando como si llevásemos toda la vida juntos, y ahora lo sé, sólo era el preludio del despertar de un romance….”

Ahora sólo falta que lo probéis vosotr@s… ¿Nos vemos allí?